El sistema de medición antropométrica, creado por Alphonse Bertillon, dejó un gran legado por su innovación en la identificación criminal durante el siglo XIX.
En el siglo XIX, la policía francesa se enfrentaba a un gran problema: la identificación de los delincuentes, ya que los métodos utilizados eran insuficientes y los criminales podían evadir la justicia simplemente cambiando su apariencia o nombre.
En 1880, Alphonse Bertillon, funcionario que se desempeñaba como archivista e investigador, ideó un sistema que permitía mejorar significativamente la efectividad de los métodos de identificación de criminales que se usaban en esa época.
El sistema de identificación, que fue llamado «Bertillonaje«, revolucionó la manera en que se lidiaba con la criminalidad, se basaba en la medición de características físicas del cuerpo humano que se mantienen durante la vida adulta y que son únicas en cada persona.
¿Cómo funciona el Bertillonaje?
Se trata de un sistema de medición antropométrica, que inicialmente capturaba y almacenaba para su comparación, datos como:
- La altura de la persona.
- La longitud del dedo medio.
- Longitud del brazo derecho.
- Longitud del pie derecho.
- Circunferencia de la cabeza.
- Ancho de la mano derecha.
También se tomaban 2 fotografías de la persona: una de frente y otra de perfil.
El sistema de Bertillon tuvo un gran éxito en su época y fue ampliamente adoptado por las fuerzas de seguridad francesas y en varias ciudades del mundo.
Su uso permitió identificar a delincuentes previamente desconocidos, así como evitar la confusión entre personas con nombres o apariencia física similar, además sentó las bases de los sistemas de identificación de personas que hoy se siguen utilizando: tomar como referencia rasgos físicos únicos en cada persona.
Un sistema eficiente, pero con algunas fallas
Sin embargo, el Bertillonaje también tuvo deficiencias, las más importantes:
- Se necesitaban expertos altamente capacitados para la toma de mediciones antropométricas precisas, que además debían contar con habilidades para analizar y clasificar los datos almacenados.
- Por tanto, la aplicación del método Bertillon estaba sujeta al error humano, lo que lamentablemente afectó la precisión de los datos almacenados y dificultó en algunos casos la identificación certera de personas.
- El método necesitaba una gran capacidad de almacenamiento, ya que se capturaban muchos datos, los cuales se registraban en tarjetas; a medida que el número de personas registradas aumentaba, el almacenamiento y organización de los datos se volvía más complicado y costoso.
En la primera mitad del Siglo XX, surgieron nuevas técnicas de identificación criminal, aunque igualmente basadas en rasgos físicos únicos en cada persona, como la dactiloscopia y el ADN, que son métodos más efectivos, precisos y superaron las limitaciones del Bertillonaje.
El fin del Bertillonaje. El caso de Will West y William West
En 1903, Will West ingresó en la Penitenciaría Estatal de Leavenworth en Kansas para cumplir una condena por robo, al ser registrado, sus medidas antropométricas fueron tomadas y se encontraron casi idénticas a las medidas de otro prisionero llamado William West, quien ya estaba en la cárcel.
Los guardias de la prisión se sorprendieron al encontrar a dos prisioneros con nombres y apariencias físicas tan similares, por lo que decidieron tomar medidas adicionales para diferenciarlos, pero ninguna fue exitosa. Se realizó una comparación de huellas dactilares (un método poco común en ese momento), y así fue como se logró diferenciar a ambos criminales.
El caso de Will West y William West puso en duda la efectividad del Bertillonaje, finalmente se descubrió que eran hermanos gemelos separados al nacer y habían llevado vidas independientes antes de terminar en la misma prisión.
A raíz de este caso, la importancia de las huellas dactilares en la identificación criminal comenzó a ganar atención y eventualmente reemplazaría al Bertillonaje como método principal de identificación de personas en muchas partes del mundo.
A pesar de las críticas, el Bertillonaje se mantuvo como un sistema popular de identificación hasta la llegada de la dactiloscopia. Sin embargo, el legado de Alphonse Bertillon en la identificación criminal sigue siendo importante, ya que su trabajo sienta las bases para la moderna ciencia forense.